César Medina
¿O no fue eso lo que ocurrió, pero en sentido inverso, en las elecciones del 2008 y del 2010, cuando el bando contrario a Vargas maniobró para que el PRD perdiera las elecciones y su presidente terminara en las patas de los caballos? ¿No fue algo parecido, pero peor, lo que hizo Hipólito siendo Presidente de la República al montar una mayoría mecánica en el Congreso comprando 10 legisladores del PLD para que votaran a favor de la Reforma Constitucional del 2002 que le permitió presentarse como candidato a la reelección en el 2004? Las instancias superiores del PRD tienen evidencias documentadas de todas las bellaquerías de sus contrarios internos para hacer perder a su partido en algunas demarcaciones que tenían ganadas semanas antes de los comicios.
El propósito era debilitar a Miguel Vargas, que despuntaba como seguro candidato de estas elecciones, atribuyéndole el fracaso del partido al no ganar una sola senaduría. Para la ocasión fue mucho el dinero que corrió entre dirigentes de todos los niveles del PRD que trabajaron en contra de las posibilidades de su partido para que se perdieran senadurías emblemáticas como la de María Trinidad Sánchez y Dajabón, por ejemplo, que se daban por ganadas.
¿Quién dio tanto dinero?
El mismo funcionario a quien se atribuye ahora entregar el dinero para la compra de dirigentes perredeistas-- Víctor Díaz Rúa-- es el mismo a quien en aquellos días la gente de Miguel Vargas acusaba de la misma bellaquería, pero a favor de la estrategia diseñada por Hipólito y su gente. Aquella vez también se habló de mucho dinero. Y mucho más dinero se invirtió también en la campaña interna del PRD para que perdiera Vargas en el entendido de que Hipólito era un candidato más vulnerable y fácil de derrotar.
Y en este último escenario también se culpa a Díaz Rúa de aportar el dinero para una compra tan infame. Porque Díaz Rúa es quien administra las finanzas del PLD desde hace muchos años y es el más desenfadado para las transacciones políticas. En la convención perredeista del 6 de marzo del 2011 se produjeron ocurrencias que cuando se conozcan mucho se caerán para atrás. El libro blanco de esa convención está en preparación y contiene todos los detalles de las maniobras para hacer ganar a Hipólito en contra de Vargas, en jugadas múltiples que se llevaron a cabo desde dentro del propio PRD y en el que se dice jugó un rol protagónico un sector importante del PLD.
Es decir, que desde donde mismo salió el dinero para hacer ganar la convención a Hipólito, de esa misma fuente está saliendo el dinero para hacerlo perder las elecciones... Porque como dicen los miguelistas “donde él compró, venden”. Y el PLD puede decir: Nosotros jugamos nuestra estrategia…Y les está saliendo al pelo. Porque en este momento la situación electoral estuviera muy distinta si el candidato del PRD fuera Miguel Vargas. En el PRD nadie puede andar ahora dándoselas de inocente.
Ese transfuguismo existe desde que se instauró la democracia hace medio siglo, y si algo ha enseñado el PRD al resto de los políticos dominicanos es que se puede ir y venir de un gobierno a otro sin perder la condición de “alto dirigente”. Desde que Brea Peña, Martínez Francisco, Ángel Miolan, Casimiro Castro y otras leyendas del perredeismo histórico se fueron acompañar a Balaguer como ministros del gobierno de los 12 años cuando más represión y persecución política había en el país, y jamás perdieron su condición de “viejos robles”.
De que se van, se van
De nada valdrán los esfuerzos de Vargas para evitar que una buena parte de los dirigentes disgustados de su partido se vayan a hacer causa común con la candidatura de Danilo Medina. El Presidente Fernández tampoco quiere que en algunos sectores se interprete esto como un propósito de desmantelar al principal partido de oposición, y menos en estos momentos en que se le atribuye pretender la instauración del partidismo único, en lo que algunos llaman “la dictadura perfecta”. Pero la avalancha que amenaza con ahogar definitivamente las posibilidades de triunfo perredista, parece que no podrá ser contenida.
Donde Díaz Rúa llegan diariamente dirigentes de todos los niveles buscando apoyo político para dar el paso. Entre esos dirigentes hay desde síndicos y regidores hasta diputados y miembros del Comité Ejecutivo Nacional que se plantean incluso organizar un acto masivo para anunciar su respaldo a Danilo.
Ellos dicen que no se van del PRD, sino que tomarán una dispensa por lo que falta de campaña con el propósito de retornar a su partido después de las elecciones. Esa posición coloca en dificultad al presidente perredeista que se vería obligado a promover la expulsión de sus compañeros de partido que le apoyaron en la convención interna.
El caso de Cristian Castro, el dirigente de la JRD que dice trataron de comprarlo, tiene que ser revisado bien por el comando de campaña de Mejía. Porque la ocurrencia no se produjo como se ha contado. Se trata de cuatro dirigentes de ese núcleo perredeista que fueron a visitar a Díaz Rúa a su despacho de Obras Públicas.
Y luego de exponer su plan se habló de ofertas y contraofertas hasta ponerse de acuerdo. Y una parte cumplió...El problema vino después, con la partición. Y también hubo desacuerdo en el uso que se le daría. Una fue a cambiar el cheque para repartirlo, y cogió su parte. Pero a los otros tres no les gustó la distribución y se negaron. Devolvieron lo suyo, pero en efectivo. Y no llegó completo. Porque como me dijo hace poco un amigo: ¡La carne no se puede mandar con el gato!
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