El siniestro comenzó con la quema de papeles en la celda con capacidad para 60 internos y que en ocasiones supera los 150 y hasta 200 reclusos.
Los familiares que acudieron a llevarles alimentos a los prevenidos reclamaban que fueran sacados de la celda que opera en el sótano del Palacio de Justicia.
Los presos preventivos vociferaban que eran mantenidos secuestrados y bajo un supuesto maltrato.
Por: Miguel Ponce

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